Seguramente has escuchado al inicio de este año que los expertos en numerología auguran un gran año, fundamentalmente en lo que refiere a lograr el éxito en proyectos y emprendimientos.
Según nos dicen, se trata de un número naturalmente positivo, destacando que el número 2 es angélico y por ende su repetición es muy beneficiosa a nivel general.
Independientemente de los estudios numerológicos y de los buenos vaticinios para este nuevo año a nivel global, sabemos que todo aquello que deseamos lograr en todos los aspectos de nuestra vida depende de nuestro accionar, es decir de lo que hacemos directamente y por ello somos tan responsables como artífices de nuestro destino. Siempre me gusta decir que somos protagonistas activos de nuestra historia, tenemos el papel principal.
Estarás pensando que no todo depende de ti al 100%, ya que somos seres sociales y vivimos en un en entorno del cual para muchas situaciones dependemos de “otro”. Obviamente, estas personas (jefes, familia, amigos, pareja), son los actores de reparto de nuestro guíon, los cuales son muy importantes para ser parte de nuestras escenas, pero finalmente, nosotros seguimos siendo los actores principales, los verdaderos protagonistas de nuestra vida.
¿Qué es la voluntad?
Cuántas veces habrás escuchado que necesitas tener mayor fuerza de voluntad para: estudiar esa materia que tanto te desagrada, para parar de comer, para rendir más en tu trabajo o profesión, y para quien sabe cuántas cosas más…
En lo personal, trabajo el tema de la voluntad con mis pacientes, ya que es realmente necesario lograr una mejor voluntad para realizar determinadas actividades y es una tarea de cada uno, yo no puedo hacerlo por ellos.
En este sentido, siempre tengo en cuenta que la voluntad es una capacidad innata, es decir que la traemos (en mayor o menor medida) desde el nacimiento.
Debido a ello, necesitamos saber que no partimos del mismo nivel, por ende, no todos alcanzaremos el mismo nivel desarrollo. Si bien, se trata de una habilidad entrenable, tiene un límite, y ese límite es subjetivo, es decir es diferente en todos nosotros, ya que partimos de una base también singular.
Por ello, las comparaciones son realmente odiosas, cuando me dicen por qué no puedo tener la misma fuerza de voluntad que mi hermano, mi primo, mi mejor amiga o mi pareja, ¿cómo hago para lograrlo? Ayudame a hacerlo igual que mi compañera de trabajo. Mi respuesta automática es que cada uno de nosotros tiene una base de nivel de voluntad "de fábrica" y si bien podemos entrenarla y ejercitarla no vamos a llegar a ser tan voluntarioso como otros.
¿Por qué no alcanza solo con la voluntad?
Conozco muchas personas con gran voluntad y actitud (una forma de voluntad) y no todas ellas han conseguido todo lo que anhelaban. Es decir que no todo depende 100% del ser humano y su esfuerzo titánico.
Por otro lado, la voluntad es un rasgo consciente y como todo procesamiento que pertenece al consciente, consume recursos y energía psíquica. Es por eso que cuando estas poniendo empeño y mucha fuerza de voluntad en algo te cansas más.
La voluntad es muy lábil y vulnerable a distintos factores, fundamentalmente a episodios emocionales, (enojos, problemas, discusiones), malestares físicos o un esfuerzo cognitivo como puede ser el trabajar o estudiar.
Naturalmente, decae sobre la noche, por lo cual si tienes que realizar alguna tarea que requiera especialmente de tu voluntad te sugiero que no hagas en horario diurno y con la luz natural del día.
¡Generemos hábitos urgentemente!
Los hábitos una vez instalados en nuestra vida, forma parte de las actividades automatizadas o mecánicas, (por ejemplo: para andar en bicicleta o conducir un auto no necesitamos pensar cada vez que lo hacemos) es decir inconscientes, por lo que consumen menor cantidad de recursos y son más estables y duraderos en el tiempo.
El hacer nos define: “Somos lo que hacemos”
Haz actividades sin pensar “No me gusta”, “Esto es horrible” “Ahora tendría que estar haciendo otra cosa y no esto”. Evita el tentarte pensando en otras cosas, esa dinámica es la que te genera agotamiento psíquico y te hace sentir casado.
Crea hábitos; de ejercicio, alimentación, estudio, trabajo, entretenimiento, relax, meditación. Necesitamos de un mínimo de 21 días para que un hábito se incorpore como tal en nuestra rutina.
Elige hábitos que te generen “Bienestar” y “Felicidad”, lo saludable proviene como consecuencia de lograr las 2 primeras categorías.
Organiza tu rutina diaria de manera que tu agenda contemple momentos de relax, espacios personales y actividades que te resulten gratificantes y placenteras. Estos deben sistematizarse y repetirse durante los primeros 21 días para que tu cerebro los incorpore como actividad mecánica y luego lo puedas realizar prácticamente “sin pensarlo” y fundamentalmente sin desperdiciar energía luchando internamente con lo que debes y realmente quieres hacer.
Cabe destacar que cada persona tiene su propio timing, por lo que en ocasiones requiere de más de 21 días para instalar una actividad como hábito, hasta dos o tres meses puede ser factible.
Más allá del tiempo que te lleve, lo importante es saber que el cerebro va automatizar esas conductas deseadas en la medida que las practiques diariamente y en forma sistematizada.
Busca paz, serenidad, armonía, placer, sabiduría y bienestar, esto te conducirá a sentirte saludable.
¡Fundamentalmente haz cosas y toma acciones para lograrlo!
Te deseo mucha suerte en este camino…
Comments