Le llegada del invierno es inminente en estas latitudes y con el se avecinan los días grises, lluvioso y húmedos y por supuesto con temperaturas que disminuyen cada día.
Naturalmente, una menor exposición a los rayos solares, conjuntamente con días más cortos y menos aprovechables desde las actividades que podemos realizar generan cierto impacto negativo en nuestro estado anímico.
Biológicamente, el hecho de no estar expuestos a espacios abiertos, actividades al aire libre y al sol, genera una disminución energética a nivel orgánico, ya que se reduce la producción de serotonina a nivel cerebral, dando lugar a lo que hoy se conoce como “trastorno afectivo estacional”.
En algunos casos puede acompañarse de:
desmotivación
desánimo
tristeza (debido a los cambios en los niveles de serotonina)
angustia y/o nostalgia
sensación de cansancio y/o agotamiento psicológico
sensación de aumento del apetito, con tendencia a ingerir alimentos ricos en azúcar, calorías y con altos niveles de carbohidratos
aumento de peso
exceso de sueño (debido a los cambios relacionados con los niveles de melatonina)
Sin ningún lugar a dudas, el perfil psicológico individual, el estilo cognitivo; es decir la forma en la que pensamos habitualmente, el modo en el que solemos interpretar las situaciones, hechos o acontecimientos de la vida, resultará de vital importancia para que el estado anímico no se vea afectado negativamente
Algunos factores de riesgo, que pueden predisponer a la persona a padecer este trastorno son quienes presentan:
Diagnóstico clínico de depresión crónica.
Diagnóstico clínico de trastorno bipolar o tendencia a la bipolaridad.
Diagnóstico clínico de distimia (depresión leve pero de duración prolongada en el tiempo).
Diagnóstico de PAS (Personalidad Altamente Sensible).
Tendencia a un estilo de pensamiento negativo y pesimista.
Dificultades de socialización y creación de vínculos interpersonales estables y permanentes en el tiempo.
Carencia de rutina, organización diaria y hábitos saludables.
Falta de objetivo diarios concretos y alcanzables, así como carencia de un proyecto de vida a largo plazo.
Baja tolerancia a la frustración; es decir aquella persona que rápidamente se ve afectada negativamente cuando las cosas no siguen el rumbo deseado, quedando fijadas en las emociones y pensamientos negativos, sin posibilidad de enfrentar la situación o de visualizar el aspecto positivo.
Tendencia a la nostalgia y mantener su pensamiento anclado en un tiempo pasado, en recuerdos y vivencias que no pertenecen al presente.
Niveles excesivamente bajos de vitamina D (Deficiencia o insuficiencia), ya que esta vitamina, influiría directamente en los efectos positivos de la serotonina.
Antecedentes familiares con “Trastorno Afectivo Estacional”.
Consecuencias del trastorno afectivo estacional:
Este tipo de trastorno, al igual que otras afecciones del estado de ánimo, debe ser tratado por un psicoterapeuta, debido a que puede generar los siguientes efectos adversos en la vida del paciente:
Otros trastornos del humor tales como; depresión clínica,
Trastornos de ansiedad; tales como : ataque de pánico, fobias específicas, miedos generalizados, pensamiento obsesivo, entre otros.
Abuso de sustancias psicoactivas.
Aislamiento social.
Dificultades de rendimiento académico y/o laboral.
Ideas y conductas suicidas.
Conductas de riesgo en general.
¿Cuándo consultar a un especialista?
Si percibes que tu estado de ánimo se encuentra afectado significativamente ante la llegada del invierno, impidiéndote funcionar en todos tu roles y actividades diarias en forma adecuada y adaptativa a tus objetivos diarios y de vida durante mas de dos semanas, es conveniente que realices una consulta con un psicoterapeuta.
En algunos casos podemos trabajar desde la prevención de la mencionada sintomatología, anticipando determinadas cambios y modificaciones en nuestro estilo de vida.
Por su parte, en otras ocasiones, el paciente ya consulta cuando la sintomatología se encuentra instalada, por lo que trabajamos en conjunto para que esta remita y no reincida el año próximo con la misma intensidad.
Algunas recomendaciones clínicas: (ninguna de estas recomendaciones sustituyen el proceso psicoterapeútico):
Incrementa el deporte, o cualquier tipo de ejercicio físico.
Incrementa la actividad social: reuniones de amigos, encuentros con una frecuencia semanal y en última instancia conversaciones a distancia con seres queridos.
Aumenta tu exposición a actividades al aire libre, dentro de lo posible.
Mantén tu mente en calma.
Cuida y regula tu pensamiento negativo, acelerado, y/u obsesivo.
Disfruta de tu “aquí y ahora” en cada tarea, acción o conducta que realices.
Si has logrado identificar algunos de los elementos que predisponen o que resultan de factores de riesgo para desarrollar este trastorno, o directamente los síntomas detallados anteriormente, te invito a consultar, contamos con abordajes específicos para ayudarte.
Con cariño,
Sabi
Comments